sábado, 14 de mayo de 2011

Reputación: Identidad e Imagen

Una buena o mala reputación depende de aquello que un grupo de personas comenta sobre algo o alguien por una determinada línea de conducta durante un período de tiempo. Con la facilidad de conexión que existe en la actualidad, las noticias vuelas con rapidez y el murmullo puede acabar de inmediato, convertirse en un grito de protesta o en una aclamación pública.
La reputación es un juicio que se obtiene a medio o largo plazo y afecta a todos los grupos de interés, tanto internos como externos. Tener una buena o mala reputación puede condicionar la decisión de determinadas personas, favoreciendo u obstaculizando la toma de contacto con la organización o el profesional independiente.
Mientras la imagen indica la impresión mental que causan las experiencias propiciadas por la marca en un individuo concreto, la reputación es la consideración conjunta que otros sujetos distintos tiene de la marca. Ambas requieren de tiempo y están íntimamente ligadas a la identidad.
La reputación es un factor que resulta de la diferencia existente entre lo que piensan y lo que eres, entre imagen e identidad de marca… como dos pilares que mantienen un tejado. Cuanto más se acercan la imagen a la identidad, la reputación mejora hasta alcanzar una situación óptima y auténtica. Cuanto más se alejan, empeora hasta desequilibrar la estructura y dejar la reputación por los suelos.
La mayor próximidad entre identidad e imagen es una situación ideal difícil de mantener a lo largo del tiempo. Además, toda marca tiene detractores y defensores que generan opiniones, desestabilizando dicha alineación. Los focos de simpatizantes u opositores surgen en cualquier momento y lugar, más aún cuando incluso los denominados medios de masas se nutren de internet y los dispositivos móviles han adquirido un gran protagonismo.
Ante este panorama, la marca tiene que responder para que la estabilidad se mantenga en un rango soportable. La solución siempre debe comenzar en la prevención. Mientras mantenga una identidad que proclame un posicionamiento honesto y responda a una línea de conducta aceptada por su entorno social, el prestigio de la marca estará a salvo.

Por Oscar Coca (Estratega y Artista)

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